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En medio de la campaña de deportaciones masivas de la administración Trump, una residente de Harrisonburg de larga data mantiene la esperanza de poder seguir construyendo un futuro para su familia en los Estados Unidos. Informa Randi B. Hagi para WMRA.
Oneyda tiene 36 años y tiene cuatro hijos, cuyas edades van de los 2 a los 19 años. En muchos aspectos, forma parte de la mayoría de los aproximadamente 251,000 inmigrantes indocumentados que viven en Virginia, según el Instituto de Política Migratoria (MPI). Ella es originaria de Honduras, en Centroamérica. Vive aquí desde hace más de diez años y tiene empleo.
Hablé con Oneyda sobre su caso de inmigración con la ayuda de la traductora Maressa Cortés. WMRA accedió a no mencionar el apellido de Onedya debido a su situación legal.
ONEYDA: A mí me gusta ir primeramente a la iglesia, llevar mis niñas y apoyarlas a que ellas aprendan a los estudios. … Yo trabajo en la planta que se llama George's y mi compañero de hogar trabaja en restaurante.
George’s es una de varias plantas avícolas en el valle. Estas plantas integran la sólida industria del pollo y los huevos, que está entre los principales productos agrícolas emblemáticos de Virginia. Esa industria se centra en los condados de Rockingham y Augusta y emplea a una gran cantidad de inmigrantes.
Le pregunté a Oneyda por qué decidió irse de Honduras. Tenía dos hijos en ese momento, que entonces tenían cinco y siete años.
ONEYDA: Primeramente por los problemas que hay allá, como de la delincuencia, segundo la pobreza y … saber que en nuestro país dejaba a mi familia, pero también me preocupaba mucho porque yo era madre soltera allá con mis hijos y yo vivía muchos problemas de prejuicio. Yo me preocupé y me animé a viajar hacia este país.
Las Naciones Unidas informan que el 64% de la población de Honduras vive por debajo del nivel de pobreza. En 2014, el año en que Oneyda se fue, el Departamento de Estado de los Estados Unidos informó que la tasa de homicidios era de entre 65 y 72 asesinatos por cada 100,000 personas. Hoy, se redujo a 31. El promedio en Estados Unidos es de poco menos de siete.
ONEYDA: Sí, cuando nosotros pasamos todo el trayecto, el camino, ya sí que venimos al río que dicen, a este lado del río nos recogió migración.
Después de pasar dos días en un centro de detención, fueron liberados a una iglesia. El hermano de Oneyda, que ya estaba establecido en Harrisonburg, hizo los arreglos para que ella pudiera reunirse con él.
ONEYDA: Sí, el problema fue que cuando mi hermano me iba a recibir, yo no sé si fue el oficial que hizo la llamada no puso bien la dirección o fue mi hermano que no la dio bien. Se equivocaron en la letra de apartamento donde yo iba a vivir. Ellos mandaron una cita para una corte en el 2017. No llegó a mi dirección correcta porque ellos no la tenían, y fue cuando se perdió en el 2017 que yo me presentaba a Fairfax. Allí ellos me dijeron que tenía una orden de deportación, la cual yo me sorprendí porque yo siempre estaba yendo donde ellos, allí a Fairfax, solo donde el oficial, pero de corte con juez yo no sabía.
Hablé con el abogado de Onedya, Steven Smith, mientras volvíamos en auto de una de sus recientes citas de inmigración en Richmond. Actualmente, debe presentarse en persona una vez cada tres meses, en la oficina de un contratista de ICE llamado BI Incorporated. Además, la llaman una vez al mes, y tiene que usar un monitor de muñeca.

Smith contó que cuando Oneyda no asistió a su primera audiencia en la corte -- a la que no sabía que debía ir -- el juez ordenó su deportación. Por eso --
[sonidos de autopista]
STEVEN SMITH: Oneyda nunca tuvo la oportunidad de presentar adecuadamente su solicitud de asilo, ni de argumentar ante un juez de inmigración el temor que tenía de regresar a su país.
Hace poco, pidieron a los tribunales que reabran su caso, con el objetivo de presentar una nueva solicitud —una de las pocas vías legales para regularizar su situación. Esto se llama "cancelación de deportación" para ciertos residentes no permanentes. Un juez de inmigración puede otorgar este beneficio si la persona ha vivido de forma continua en Estados Unidos durante al menos 10 años, no ha cometido delitos y puede demostrar que su deportación causaría “dificultades excepcionales y extremadamente inusuales” a su cónyuge, padre, madre o hijo, quienes deben ser ciudadanos estadounidenses o residentes legales permanentes. Eso es algo muy difícil de demostrar. Smith explicó que el familiar tendría que afrontar un daño serio y constante a nivel económico, físico y emocional si la persona que solicita este beneficio fuera deportada. Este requisito suele aplicarse en casos en los que quien pide la residencia cuida a un familiar cercano con problemas médicos complejos.
WMRA confirmó que Oneyda no tiene antecedentes penales en Virginia, Texas ni en el sistema judicial federal. Aun así, un juez de inmigración debe decidir si su situación realmente cumple con ese criterio tan exigente. No alcanza con que sus dos hijos menores, que son ciudadanos estadounidenses, tengan apenas seis y dos años.
SMITH: Ahora ella está en una situación de mucha vulnerabilidad, porque no sabe qué puede pasarle en su próxima cita con ICE.
ONEYDA: No tiene paz, no tiene tranquilidad porque uno está pensando que en una ida lo puedan dejar o lo puedan llamar a uno para ir uno y dejarlo. Yo pienso mucho porque tengo mis cuatro hijos, más que la niña chiquita y mi hijo el grande, el mayor, él tiene problemas médicos.
Oneyda dijo que los agentes de ICE le han ofrecido la "salida voluntaria", es decir, que el Departamento de Seguridad Nacional costee su regreso si acepta irse por su propia voluntad. Sin embargo, ella quiere obtener un estatus legal aquí.
ONEYDA: Yo he confiado mucho en Dios, en el abogado que he tenido. … Claro, tienen sus leyes, tiene que respetarlas uno, pero al mismo tiempo, así como las personas que están, que me imagino que muchas personas, como mi parecer, que uno está trabajando, uno no anda haciéndole daño a las personas ni ofendiendo a nadie. Yo siempre del trabajo a la casa, de la casa a la iglesia. Digo yo que muchas personas que están así trabajando aquí en este país, al mismo tiempo que uno recibe apoyo del país, uno también da apoyo al país porque uno está construyendo aquí cosas. Usted ve que todo está caro aquí, uno también está ahí participando en que el país se mejore. La mente, como dicen, no es la misma mente de todas las personas. Ellos piensan de una manera, nosotros pensamos de otra. Está bien que ellos hagan mano dura en las personas que de verdad andan haciendo maldades, que no quieren respetar, pero las personas que de verdad tienen necesidad de estar en esta nación, yo pienso que deberían ellos de dar una oportunidad.
Mientras tanto, espera su llamada mensual con ICE, para ver si algo ha cambiado.